De ese rió “Bueno, sí”
El maquillaje que había aplicado era suave y sensual. Una sombra suave y brillante daba a mis ojos una apariencia ahumada y el colorete melocotón brillaba. El color de labios era rosado y natural. ¿Y mi pelo? Wow. Jamás pensé que mi pelo podría ser tan bonito. Dee había rizado y trenzado mi pelo para que cayera desde una coleta suelta, con unos estratégicamente colocados mechones sueltos.
“Ahora lo único que necesitas es el vestido” dijo Lesa, caminando hacia donde estaba colgado, todavía en su bolsa.
Agarré el nudo que sujetaba mi bata, preguntándome si las chicas pensarían si sería muy raro que hiciera un pequeño bailecito. Antes de que pudiera hacerlo, pensé en mi madre, y un dolor ardió en lo profundo de mi pecho.
Mamá debería estar aquí.
Era difícil no echarla de menos ahora, muy duro no sentir la pena. Luché para no obsesionarme con lo injusto que era que no estuviera, porque sabía que esa sería la última cosa que mi madre hubiera querido que hiciera en un día que debería estar lleno de dicha.
Alguien llamó a la puerta. Me sentí confusa mientras me daba la vuelta. Todo aquél que debía estar estaba en esa habitación.
“¿Sí?” llamó Beth.
La puerta se abrió y mi corazón titubeó en mi pecho.
Daemon entró en la habitación, para sorpresa de todo el mundo. Al principio, todo lo que pude hacer fue observarle. Vestía un esmoquin negro con un chaleco color borgoña debajo y, madre mía, a nadie le sentaban tan bien el esmoquin como a Daemon Black.
Él paraba literalmente todos los pensamientos coherentes.
Las ondas oscuras de su cabello parecían estar bajo control y la firme y fuerte línea de su mandíbula estaba suave. Aquellos brillantes ojos esmeraldas centelleaban. No miró alrededor de la habitación. Su mirada fue directa hacia mí.
No me sorprendí de que estuviera en la habitación. Todo el lío de emociones que sentía debía de haberme bloqueado de sentir su presencia. Pero, de nuevo, no debía sorprenderme en absoluto.
Por supuesto, Daemon desafiaría las convenciones y simplemente aparecería allí.
Dee salió de su estupor “¿Qué haces aquí? ¡Se supone que no deberías estar aquí! Da mala-“
“Calla” dijo él, un extremo de sus labios se elevó mientras caminaba hacia delante.
Su hermana alzó las manos en un gesto de frustración “Eres un auténtico fastidio”
Daemon pareció no oírla, y mis ojos se abrieron como platos cuando vino directamente hacia mí. No me moví, no dije nada. Aquella media sonrisa se ensanchó, revelando un profundo hoyuelo en su mejilla.
Me quedé sin respiración cuando me rodeó con un brazo la cintura y me tomó del cuello con su otra mano. Me apretó contra su cuerpo, nuestros pechos chocaron y, teniendo en cuenta que sólo llevaba una fina bata y ropa interior muy fina, parecía como si no hubiera nada entre nosotros.
Daemon bajó su boca hasta la mía y me besó. No fue un piquito breve en los labios. No fue un beso casto. Fue profundo y lento, abrasando y quemando la sangre que corría por mis venas. Nuestras lenguas se tocaron. Se enredaron. El beso me hizo olvidar que no estábamos solos.
Se retiró, sus labios rozando los míos cuando habló “Gatita, deberías arreglarte. Es casi la hora para el segundo round”
Ashley dio palmas y chilló.
Me lo quedé mirando.
Daemon me soltó lentamente, sus manos permanecieron en su sitio mientras me depositaba sobre mis pies. Dándose la vuelta, le guiñó el ojo a Lesa y entonces atravesó la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
“Oh. Dios. Mío” murmuró Lesa.
Estaba deslumbrada. “Él es…él sólo es…”
“Él es solo Daemon” suspiró Dee, sacudiendo la cabeza disgustada “Sin ninguna consideración por la tradición. Capullo” sus ojos se abrieron sorprendidos cuando Ashley se carcajeó “Oops. Lo siento. Orejeras”
Beth alzó una ceja y entonces me encaró “Vale. Necesitas prepararte”
Los momentos siguientes fueron confusos, principalmente porque aún estaba tambaleándome por aquél beso que me hormigueaba.
Una vez que me quité la bata, me puse el vestido con mucho cuidado. Tenía un montón de botones, tantos que sabía que Daemon acabaría aburriéndose de ellos muy pronto aquella noche.
Aquel pensamiento me hizo sonrojar.
El vestido era maravilloso. Ajustado en la cintura, con una gran falta que parecía brillar cuando me movía, me sentía como una princesa. Pasteloso, pero cierto. El escote era de forma de corazón y el corpiño estaba cubierto con pequeñas cuentas que bajaban por la falda, donde estaban artísticamente esparcidas.
Cuando vi mi reflejo, pensé wow, finalmente parecía una novia de verdad.
“Estás preciosa” dijo Dee, inclinándose para darme un beso en la mejilla.
Lesa se acercó “Realmente lo estás”
“Tienen razón” Beth volvía a sostener a Ashley en su cadera “¿Estás lista?”
Asintiendo, respiré profundamente y parpadeé intentando deshacerme de las estúpidas lágrimas que llenaban mis ojos “Gracias. A todas. De verdad. Estoy tan feliz porque estéis aquí”
Dee me dedicó una sonrisa llorona mientras gesticulaba con las manos delante de sus ojos “Vale. Tenemos que bajar antes de que arruinemos todo este maravilloso maquillaje”
Reí, pero tenía razón. Todas estábamos titubeando en el lado emocional, así que dejamos la habitación, con los ramos de flores de Pascua en la mano.
El paseo hasta el salón de baile fue como moverse por un sueño, demasiado lento y aún así demasiado rápido. Llegamos a las puertas dobles cubiertas con pedazos de obsidiana y las chicas se pusieron entraron primero, las puertas cerrándose tras ellas cuando un hombre alto salió, parándose el tiempo suficiente para besar a Dee en la mejilla.
Me quedé allí, apretando las flores de Pascua con fuerza mientras esperaba. Como estaba planeado, no caminaría sola hasta el altar.
Archer vestía un esmoquin similar al de Daemon, y sus inquietantes ojos morados estaban suavizados – más suaves de lo que nunca habían estado “Sólo para que lo sepas, Daemon está tan nervioso como tú, aunque intente aparentar que está bien”
Una risa estrangulada escapó de mi garganta “¿Has estado cotilleando en su mente?”
“Puedes apostarlo”
Sacudí la cabeza “Sabes lo mucho que odia eso”
“Te apuesto a que sí” aún sonriendo, extendió su brazo y lo tomé “Estás preciosa, Katy, en serio”
“Gracias” me faltaba el aire.
Mi corazón latía tan deprisa y fuerte que no escuché las puertas abrirse o la marcha de la boda sonando. Me moví porque Archer empezó a andar y me imaginé que eso era parte del plan.
Había luces parpadeantes colgando por todo el gran techo y por las paredes que nos recibieron cuando entramos al salón de baile. Había ramos enormes de flores de Pascua y rosas blancas por toda la sala. Los pétalos blancos y rojos estaban esparcidos por la alfombra de color marfil.
No había muchos invitados, sólo los amigos que habíamos hecho entre la comunidad Luxen y aquellos que se habían vuelto cercanos durante la universidad. Mientras caminaba por el pasillo, me di cuenta de una cara sonriente en particular.
Luc.
Estaba sentado cerca de la parte frontal, sus largas piernas haciendo que Ashley pegara saltitos, la cual tenía pétalos de flor de Pascua hechos pedazos entre sus dedos. Se suponía que él iba a estar ahí arriba con Daemon, pero me imaginé que Ashley ya debía de haber empezado a hacer, bueno, cosas extrañas típicas de los bebés originales, y que él ahora era su niñera. Luc me guiñó el ojo mientras me acercaba hacia él y Ashley me saludó con su puñito.
Muy bien.
Mi mirada pasó por las chicas y después por Dawson, quien estaba al lado de Daemon, y una vez que le vi, no hubo nadie más.
Nuestras miradas se encontraron y el amor que brillaba en sus ojos era incontenible y la cosa más poderosa que jamás había visto. No aparté la mirada cuando Archer me ofreció a Daemon y se unió a Dawson.
La mirada de Daemon me buscó intencionadamente, y antes de que el oficiante Luxen hablara, él dijo “Eres absolutamente la cosa más hermosa que he tenido el honor de ver jamás”
“Tú también” dije, un poco atontada.
Sus labios se tensaron un poco “Gatita…”
Mis mejillas se sonrojaron, y el oficiante se aclaró la garganta. La ceremonia empezó, pero siendo honesta, no tenía ni idea de lo que el hombre – bueno, alien – estaba diciendo, su suave y sofisticada voz hacía eco por la sala. Estaba centrada en Daemon, en el modo en que nuestros corazones y pulsos latían en tándem.
A medida que la ceremonia se sucedía, la sonrisa de Daemon empezó a crecer hasta que los dos hoyuelos se vieron claramente y supe que la misma sonrisa lucía en mi rostro. Las lágrimas inundaron mis ojos y cuando una decidió escaparse, Daemon la secó con su pulgar. Su mano se quedó en ese lugar, y entonces creo que escuché a alguien, probablemente a Dee, sorber por la nariz.Entonces Daemon habló “Sí, quiero”
Cuando me tocó mi turno de repetir los votos sagrados, mi voz tembló, pero las dos palabras finales fueron claras “Sí, quiero”
“Por supuesto” replicó Daemon con suficiencia.
Se me escapó la risa y antes de que pudiera responderle, Daemon estaba besándome – besándome como había hecho antes en la habitación, pero más fuerte, más profundo y con mucho más significado.
“Bueno, ya no tengo por qué decir que puedes besar a la novia ahora” exclamó el oficiante, la diversión coloreaba su tono de voz.
Hubo más risas y cuando Daemon finalmente alzó su boca de la mía, sus pupilas eran igual de brillantes que los diamantes pulidos.
Daemon nos guió de manera que enfrentásemos a todos los invitados mientras el oficiante anunciaba, con una voz alta y clara “Les presento al Señor y a la Señora Black”
La pequeña multitud empezó a vitorearnos con más fuerza y Daemon me volvió a besar, dejándome sin aliento y totalmente deslumbrada para cuando volvimos a por aire.
“Eres terrible” le susurré al oído.
Daemon se carcajeó y me apretó con más fuerza “Y me quieres por ello”
Mi sonrisa era enorme cuando puse mi frente sobre la suya “Lo hago”.